Proseguimos esta tarde con la ruta de castros y Ratón de Biblioteca se acercó a Punta Outeiro, en la misma playa de Doniños con parque infantil incluido, hasta el costero más importante de la zona y uno de los más conocidos, el Castro de Lobadiz.
Rodeando el pinar de la playa por la línea de la costa, hay que andar un poco hasta la franja limítrofe con San Jorge, todo ello dentro del ayuntamiento de Ferrol. El castro se ubica en el lugar del faro y frente a las Islas Gabeiras donde se hallaron restos de cerámica y una vasija. Lamentablemente el acceso a citadas islas no es viable, pero la vista es preciosa y abrupta.
A pesar de que las dimensiones del mismo superan los 160 metros de diámetro, hace años que fue abandonado y se taparon los muros y las excavaciones para frenar su deterioro, por lo que veremos superficialmente este castro que tiene una altura no superior a los 35 metros y que sin lugar a dudas tenía un carácter defensivo primordial.
El acceso es de doble muralla de gran profundidad y foso, lo que nos va dar las referencias de esta zona de percebes y abundante pescado. Al penetrar en él tenemos tres murallas, la primera separa las viviendas situadas en la parte izquierda y luego atravesaremos otras dos más hasta llegar al faro.
Los acantilados proporcionaban la defensa natural perfecta, de ahí que la parte débil del mismo se haya duplicado y consecuentemente se encontraron restos de losas, cerámica y molinos de mano que denotan la gran actividad que concurría en el mismo.
Cuenta la leyenda que un puente unía las islas con el castro, aunque carece de credibilidad por el alto oleaje que alcanza en los hastíos invernales. Lo que sí es cierto es que hace unos años soltaron por la zona culebras para controlar la fauna de este istmo, algo que originó problemas a los veraneantes y que fue subsanado en un espacio corto de tiempo.
Otro día proseguiremos con este trabajo de recuperación histórica.