Las lenguas goedélicas que hablaban los pueblos de los oestrimnios, las Q celtas, era el idioma que servía de comunicación entre los poblados cercanos para mantener rutas comerciales, protección mutua e incluso muchos de ellos eran regidos por un mismo druida. Algo similar tenía que suceder entre el Castro das Escadas y el Castro de Meá.
Tras la localización del Castro de Mugardos en el propio pueblo, donde está el instituto y por la carretera del castillo de la Palma y no encontrar ningún resto de él, el portal queda pendiente de los permisos para cubrir los restos de la muralla romana que aparecieron en Reganosa y que está en una carpa blanca a la cual no se puede acceder.
Mientras tanto la pasada tarde encontramos al más importante de esta zona, el Castro de Meá, situado en Mugardos, zona de Franza y concretamente en Monte. Para llegar a él hay dos formas pero si seguimos por el primer desvío que cogíamos en Maniños a 1,5 kilómetros llegamos al Seijo. Una vez en el cruce seguiremos de frente y al llegar al primer grupo de casas en una curva estamos en Monte.
En el número 0 hay un camino cortado a 250 metros y después de un pequeño giro a la izquierda, se acaba la carretera asfaltada. Tiraremos hasta el mar por un sendero y ya estamos en el citado castro.
El primer muro que separa el mar del castro está protegido artificialmente por uno de contención con el fin de evitar su deterioro, pero la intención de sus habitantes que supera los 200, era dejar pasar el agua con el fin de obtener pescado.
Tras él tenemos el primer muro defensivo de dos metros de alto con un pequeño canal que dejaba pasar el agua, con un entorno lleno de robles que abundan en esa zona y de gran humedad, nos adentramos a muros de gran grosor y altitud, dado que es la parte fuerte del mismo.
Tras él seguimos por el canal donde encontramos las trampas para la pesca y el muro central de cuatro metros de alto.
Al llegar al centro se divisa la zona de las viviendas que eran rectangulares y al menos hemos encontrado unas 6, todas ellas del mismo tamaño y muros de tres metros de ancho. Las dimensiones están delimitadas por un lavadero y un pequeño riachuelo y se calcula unos 70 metros de largo y unos 30 de ancho a mismo nivel del mar.
Por un lateral se sitúa la vivienda más grande de todas con una capacidad de 60 a 80 personas que dan a este castro puro de costa, un lugar de hallazgos perfecto y que desconocemos, lo que queda claro es que su estado de conservación es óptimo, a pesar de que no se limpie su abundante maleza que impide su perfecta exploración. Recomendamos el uso de botas para evitar resbalar por el mismo, guantes para apoyarse en los muros y el terreno, así como de pantalones fuertes.
1 comentarios:
La pesca de río es un vínculo atemporal entre el hombre y la naturaleza. En las aguas fluviales, se encuentran historias, paciencia y una conexión profunda con ecosistemas acuáticos únicos.
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