Esta tarde otra vez solo, con la cual todo se ha acabado y consecuentemente llega el momento de la despedida, he penetrado a través del cauce del Río Belelle para ver si encontrábamos la fauna que renace a estas alturas del año.
Por suerte y tras cruzar el río por zonas bajas de caudal, encontré una cría de Rana o Anuro (5000 especies) junto a unas cuantas hermanas de un tamaño no superior al centímetro, por lo que se deduce que acaban de nacer. El tamaño de estos anfibios oscila entre los 8,5 centímetros hasta los 30, con piel lisa y húmeda, que viven en el agua o sus proximidades.
Los saltos y la viveza como se movían era algo extraordinario para ese tamaño, algo hermoso cuando la vida se renueva y sobre todo al ver a los padres un metro antes.
Continuando un poco la anterior publicación vamos con el ritual de apareamiento de las Libélulas, aparentemente inofensivo, pero con cierta connotación de acoso.
Las de color azul son machos, mientras que las amarillas son hembras y tras un baile en el aire donde se cruzan y juegan, aparece en algunos casos secuestro por parte de los machos o agresividad hacia las hembras, aunque un tanto por ciento mueren ahogados en el intento.
Tras su previo paso larval y haber depositado los huevos en los restos vegetales de los ríos como musgo o barro, ya tenemos otra Anisoptera.
Para finalizar unos frutos rojos de los helechos o Pteridophyta con una antigüedad de 416 millones de años que albergan unas 12.000 especies. Algunas como la Asparagus Sprengeri Regel o helecho espárrago de origen africano los tiene de color marrón.
Las semillas del fruto se plantan en época fría y se considera la más delicada para el cultivo de interior, mientras que en exterior tienden a ser la especie predominante, sin embargo la reproducción de la mayoría es por esporas.
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